sábado, 26 de julio de 2014

LOS SIETE SACRAMENTOS


             LOS SIETE SACRAMENTOS

Los sacramentos son signos eficaces de gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, por los cuales nos es dispensada la vida divina. Dan fruto en quienes los reciben con las disposiciones requeridas. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento.

                                     

SE DIVIDEN EN TRES PARTES:

SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA:

  • EL BAUTISMO
  • LA CONFIRMACIÓN
  • LA EUCARISTÍA

SACRAMENTOS DE  CURACIÓN:

  • LA PENITENCIA
  • UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
SACRAMENTOS DE SERVICIO:

  • ORDEN SACERDOTAL
  • EL MATRIMONIO


                         

                            INSTITUCIÓN DE LO SACRAMENTOS POR JESUCRISTO

BAUTISMO

                              EL BAUTISMO

El Bautismo constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo. Según la voluntad del Señor, es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia misma, a la que introduce el Bautismo.

El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o derramar agua sobre su cabeza, pronunciando la invocación de la Santísima Trinidad, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
                           
El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo. Por la acción misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe del sacerdocio de Cristo.

El Bautismo imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que consagra al bautizado al culto de la religión cristiana. Por razón del carácter, el Bautismo no puede ser reiterado (cf DS 1609 y 1624) 
Los que padecen la muerte a causa de la fe, los catecúmenos y todos los hombres que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad, pueden salvarse aunque no hayan recibido el Bautismo (cf LG 16).

Desde los tiempos más antiguos, el Bautismo es dado a los niños, porque es una gracia y un don de Dios que no suponen méritos humanos; los niños son bautizados en la fe de la Iglesia. La entrada en la vida cristiana da acceso a la verdadera libertad.

En cuanto a los niños muertos sin bautismo, la liturgia de la Iglesia nos invita a tener confianza en la misericordia divina y a orar por su salvación.
En caso de necesidad, toda persona puede bautizar, con tal que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia, y que derrame agua sobre la cabeza del candidato diciendo: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

                      
                            EL BAUTISMO DEL SEÑOR JESÚS

                         
                                CANTO BAUTÍZAME SEÑOR CON TU ESPÍRITU

CONFIRMACIÓN



                LA CONFIRMACIÓN


Con el sacramento de la confirmación la persona confirma su fe católica y recibe el Espíritu Santo. La confirmación convierte a la persona en “un soldado de cristo” que tiene como mandato serle leal, defenderlo y “extender su reino de amor entre todos”. Durante la confirmación se recibe el santo crisma, un aceite especial bendecido durante la misa que se celebra el jueves santo, cuando el sacerdote traza una cruz en la frente de las personas. Durante la confirmación cada persona también escoge un padrino o madrina que le sirva como guía espiritual en sus vidas.

                                        
 «Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaría había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habín sidobautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo» (Hch 8,14-17).
                                       

 La Confirmación perfecciona la gracia bautismal; es el sacramento que da el Espíritu Santo para enraizarnos más profundamente en la filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociarnos todavía más a su misión y ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras.


  La Confirmación, como el Bautismo, imprime en el alma del cristiano un signo espiritual o carácter indeleble; por eso este sacramento sólo se puede recibir una vez en la vida.

 En Oriente, este sacramento es administrado inmediatamente después del Bautismo y es seguido de la participación en la Eucaristía, tradición que pone de relieve la unidad de los tres sacramentos de la iniciación cristiana. En la Iglesia latina se administra este sacramento cuando se ha alcanzado el uso de razón, y su celebración se reserva ordinariamente al obispo, significando así que este sacramento robustece el vínculo eclesial.

 El candidato a la Confirmación que ya ha alcanzado el uso de razón debe profesar la fe, estar en estado de gracia, tener la intención de recibir el sacramento y estar preparado para asumir su papel de discípulo y de testigo de Cristo, en la comunidad eclesial y en los asuntos temporales.
 El rito esencial de la Confirmación es la unción con el Santo Crisma en la frente del bautizado (y en Oriente, también en los otros órganos de los sentidos), con la imposición de la mano del ministro y las palabras: «Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo».
                           En la confirmación recibimos los siete dones del Espíritu Santo.
        
                                     




viernes, 25 de julio de 2014

EUCARISTÍA


                                                 LA EUCARISTÍA


Alimenta la vida divina:

La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, es decir, de la obra de la salvación realizada por la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, obra que se hace presente por la acción litúrgica.

Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. 

Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad.

                   


La Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo:

- Acrecienta la unión del comulgante con el Señor.

- Le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados graves.

- Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo.



                                      

                                EJEMPLO DE EL MILAGRO DE LA EUCARISTÍA

           

PENITENCIA



                                                       LA PENITENCIA


Nos devuelve la vida divina perdida por el pecado.

La confesión individual e íntegra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia.

                                              

Los efectos espirituales de este sacramento son:

- La reconciliación con Dios por la que el penitente recupera      la gracia.

- La reconciliación con la Iglesia.

- La remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales.

- La remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado.

- La paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual.

- El acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.
                                            

                               EJEMPLO DEL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

            

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

                                             
                     LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

Es el sacramento instituido por Cristo para alivio espiritual y aun temporal de los enfermos en peligro de muerte.El ministro de este sacramento es el Sacerdote.
                                               


EFECTOS DEL SACRAMENTO:



1.- Aumenta la gracia santificante.

2.- Borra los pecados veniales y aun los mortales que el enfermo arrepentido no hubiera podido confesar, esto es en el caso que el enfermo se encuentre inconsciente.
3.- Da fuerza para sufrir con paciencia la enfermedad, resistir las tentaciones y morir santa mente.
4.- Ayuda a recobrar la salud del cuerpo si conviene a la del alma.

                                       

                     EJEMPLO DEL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

           

ORDEN SACERDOTAL

            
            El orden sacerdotal

El orden sacerdotal le otorga a los hombres la facultad para ejercer los sagrados ministerios en títulos de diáconos, sacerdotes o obispos. El sacerdocio es el sacramento de la nueva alianza y le da al hombre la capacidad de consagrar y ofrecer el cuerpo y sangre de cristo durante la misa. Este sacramento lo reciben las personas que se sienten llamados por Dios a dedicarse a este importante trabajo. La vocación al sacerdocio también implica el celibato.
                                      

Grados del sacerdocio

Desde los orígenes, el Ministerio Ordenado fue conferido y ejercido en tres grados, insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia, sin ellos no se puede hablar de Iglesia:

                                                 
Los Obispos. Son los transmisores de la semilla apostólica. Tienen la plenitud del sacramento del Orden, están incorporados al Colegio Episcopal. En cuanto sucesores de los apóstoles y miembros el Colegio Episcopal, participan en la responsabilidad apostólica y en la misión de toda la Iglesia, enseñan y gobiernan bajo la autoridad del Papa, sucesor de San Pedro y cabeza visible de la Iglesia.

                                          
Los Presbíteros. Están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales. Son llamados a ser cooperadores diligentes de los obispos, forman en torno a su obispo el Presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular. Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada.
                                               
Los Diáconos. Son ministros ordenados para las tareas de servicio de la Iglesia, no reciben el sacerdocio ministerial, pero la ordenación les confiere funciones importantes en el Ministerio de la Palabra, del culto divino, del Gobierno Pastoral y del servicio de la caridad, tareas que deben cumplir bajo la autoridad pastoral de su obispo.

             EJEMPLO  DEL SACRAMENTO DEL ORDEN SACERDOTAL: